domingo, 2 de noviembre de 2014

Entre el riesgo y la clandestinidad


Un paseo por el mundo de las picadas 
ilegales 
El Paseo del Bosque es el mayor espacio verde de la ciudad de La Plata, situado entre las calles 50, 60, 115 y 122.  Allí, durante el día se puede admirar gran cantidad de personas, tanto grandes y chicos, disfrutando del aire libre y de las diferentes atracciones que este brinda. Pero a la noche las corridas en el pasto cambian por corridas en el asfalto, y los niños persiguiéndose desaparecen dándoles lugar a los autos. La oscura madrugada se tiñe de las diferentes luces de colores que portan estos vehículos, y el crudo silencio de la noche es interrumpido por los estruendosos sonidos de los caños de escape.  Pero como toda competencia, incluyendo las clandestinas, tienen un ritual previo.  

Los fines de semana a la noche parecen prometedores, al menos para los fanáticos de los fierros. Unas 50 personas se reúnen en la Plaza Moreno y  la rambla de la calle 51 para luego partir hacia alguno de los sitos mas reservados del bosque, como una manera de eludir la legislación del tránsito( verdadero némesis de estos corredores amateurs). Después vendrá el plato fuerte: la hora de picar; siempre y cuando los funcionarios municipales los dejen. En el último mes los controles fueron más estrictos.  
Las picadas ilegales son una cita casi tradicional de sus madrugadas . Cientos de conductores de motos y autos se juntan por la sola gracia de acelerar sus máquinas retocadas con motores forzados para sentir la adrenalina que dan la velocidad y practicar un hobby ilegal . Se largan de a turnos por la calle 120,  desplazándose por la avenida Centenario a más de 100km/h y frenando abruptamente o realizando alguna maniobra peligrosa llegando a la avenida Iraola.  Todos con ciertas características en común: planchados, es decir, al ras del suelo, con caños de escape ruidosos y parlantes latiendo al compás de la música.  
Los espectadores observan desde los costados de la avenida Centenario y entre cervezas e improvisadas rondas de mate, amigos y familias alientan y apuestan a sus autos favoritos. La gente  y las motos se cruzan entre los vehiculos. Los accidentes están a la orden del día en este tipo de veladas. 
Los jóvenes, de todas las edades, se lucen a lo largo del trayecto con sus autos bajos de trompa, pisando el acelerador sin soltar el embrague, como si fuera una forma de comunicación entre sus pares.  La música y las motos tirando cortes suelen aturdir a los vecinos todos los fines de semana. Pero no hay solo jóvenes, hay familias enteras que disfrutan de  tal espectáculo.  Mucha gente lo toma como un hobby y no ve la parte negativa, no saben los riesgos que conlleva esta práctica ilegal (desde un accidente, hasta la prisión o secuestro de un auto).  
De repente, un muchacho en un Fiat Uno comenzó a hacer un ruido infernal con su motor  y las ruedas giraron como si lo estuviera "arando" (drifting en la terminología oficial) sobre el asfalto. Empezó a salir humo de la calle y mientras dos chicos lo filmaban con su celular, extasiados. Otros lo aplaudían. Un muchacho,  habitué del lugar, que prefirió no ser identificado y tildado como "buchón", explicó que la osadía venerada era dejar la huella de la rueda derecha en el asfalto. Como una marca de guapeza, o algo así.  
Alejandro Velázquez, un joven espectador de 22 años, admitió que concurre hace años a estas picadas clandestinas. Nos contó que la concurrencia se fue acrecentando con el paso de los años, pero que ya no es lo mismo. “Antes la gente venía, estacionaba y no se veían tantas tiradas como hoy, las motos dificultan mucho esta práctica ya que se meten entre medio de los autos  y en muchos casos terminan siendo los protagonistas de grandes accidentes”.  Agregó además que en muchos casos fueron causantes de robos tanto de moto como de autos. 
"La realidad es que a veces pasás y aparenta ver 500 autos, ves la entrada al bosque colapsada y el espacio lleno de "enfierrados". Nos contó Hugo Medina, aficionado a este tipo de eventos. Nos comentó que es tremenda la cantidad de autos que concurren. "Con los chicos venimos hace rato, ahora con menos frecuencia porque realmente se han acrecentado los controles, entonces prefiero ir a  ver autos en otro lado". Dijo además que el solo va a observar, que no es partícipe del espectáculo que generan estos pibes. 
 Los vecinos de la zona presentaron varias quejas en la subsecretaría de Control Urbano, desde donde reconocieron que no es fácil terminar con este tipo de prácticas."Por más que  apostemos todas nuestras patrullas en el bosque, se irían a otros lugares “, nos comentó Damián García inspector de esta entidad. "Las veces que se intensificaron los operativos las corridas se trasladaron a ruta 36 o al camino de Punta Lara" declaró.
Una vecina de calle 1 e/  54 y 55 (de quién no quiso que se trascendiera identidad) comentó que los fines de semana se le hace imposible dormir por los reiterados ruidos que provienen en su mayoría de motos, cuyos ocupantes andan sin casco, y afirmó que en mucho casos los ha visto armados. "Llevó años denunciando a la policía y a la municipalidad a estos mal vivientes, últimamente los controles han sido muy estrictos y han secuestrado gran cantidad de motos” 
 Muchos consultados coincidieron en que el bosque ya no es un lugar seguro, y que muchos de los concurrentes lo hacen con la intención de delinquir o buscar problemas.  Alejandro nos contó que junto a un grupo de amigos pelean por la construcción de un picódromo en la ciudad de La Plata, sin ninguna respuesta concreta por parte de autoridades municipales.

Las horas pasaban y la gente seguía llegando, las caravanas de motos eran cada vez mayores contando con más de 2 personas encima de ellas. Las colas para darle la vuelta al monumento se hacían cada vez más largas. Todo venía bien hasta que por la mitad de la “pista” el conductor de una moto pierde el control y cae al piso. Afortunadamente tenía casco, pero fueron pocos los que vuelven a auxiliarlo,mientras otros cientos intentan escapar porque saben que por culpa de un boludo que hace cosas que no debe caerá la policía  y se les acabara la diversión. Los autos salieron patinando de los lugares donde estaban aparcados, las motos lograron perderse en la oscuridad del bosque, las luces titilantes de las patrullas del CPC y los móviles municipales comenzaron a acercarse. En pocos minutos el lugar quedó casi vacío, el accidentado siguía en el piso con solo una adolescente y un hombre mayor cerca. El estaba vivo, pero golpeado. Mientras esperaban a la ambulancia  indagaron a los pocos testigos que se quedaron. Todos coincidieron con el mismo relato: haciendo "wili" perdió la estabilidad y cayó al piso. Diez minutos llegó la ambulancia y se lo llevó. Los oficiales cargaron la moto a la camioneta y la trasladaron a la comisaría.
Efectivos de Control Urbano cerraron la entrada al bosque, pero eso no los detiene. En los últimos dos meses, operativos de funcionarios de Tránsito de la intendencia de La Plata han incautado vehículos y multado a decenas de conductores por carecer de documentación o incumplir las ordenanzas del tránsito. De esa forma intentaron desarticular las picadas, o por lo menos, los obligaron a desplazarse hacia otra zona. 


  "Así no hagas nada sos cómplice porque estás ahí", reconoció Bellomo Mauricio efectivo del CPC. "Entonces está en cada uno ir  y  ver o ir y correr . Hay que ser mas inteligente y tomar la postura correcta, no se puede ir más ahí lamentablemente. ¿Qué espectáculo hay para ver? ninguno. Hay que ir a otro lado a ver o a practicar este deporte, con todas las medidas de seguridad necesarias . Lugares para juntarse sobran, lo que falta es concientización por parte de las autoridades y de los tutores de estos jóvenes". Concluyó Mauricio. 
Pero esta actividad ilegal, que busca ser combatida por las fuerzas policiales no se detiene, ni frente a los numerosos accidentes ni por los controles. Los protagonistas saben que están bajo la lupa, pero no piensan en las consecuencias. Hay apuestas y hasta drogas, pero ellos intentan por todos los medios evadir a quienes quieren evitar males mayores. La ilegalidad está al orden del día cada viernes, sábado, domingo o feriado al comenzar a rugir los motores.     
 Por Malena Bozzano

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