Creciendo junto a los fierros
El mundo de los fierros convoca a muchos fanáticos, y aunque abarca a gente de todas las edades,sus principales exponentes son jóvenes de entre 18 y 25 años. Ese es el caso de Damián, un aficionado de la mecánica y Leonardo, fotógrafo de eventos automovilísticos, dos jóvenes de 21 años, quienes además de compartir una amistad día a día lo hacen también en las pistas.
Damián, con tan solo 11 años salía del colegio a las apuradas para llegar al al taller de su abuelo, ubicado en 28 y 58, de la ciudad de La Plata, donde trabaja hoy en día junto con su papá realizando arreglos de electricidad del automóvil. Al principio se limitaba a mirar, luego se animó a ayudar con las herramientas, hasta que finalmente empezó a meter mano en los autos. Viendo esto, su padre y su abuelo lo pusieron a prueba en el taller. Fue así como el primer arreglo que realizó fue el de un Alfa Romeo 145. “ Antes de hacer la tarea miraba vídeos de carreras de autos” comentó mientras su madre lo miraba de reojo recordando que debía perseguirlo para que estudie.
Leonardo, en cambio, dice
que su amor fue heredado genéticamente por su padre, quien siempre
tuvo la misma pasión.”Es un lazo que nos une”, dijo mirando a su
papá que estaba sentado junto a él. Leo define su gusto por los
autos como algo que lo llena, un complemento en su vida, algo difícil
de explicar y que le ha dado a lo largo de su corta vida amigos,
trabajo y placeres. “Si no lo vivís, no lo sentís”, dijo entre
risas.
Ambos acuden a todos los
eventos organizados por el Speed Club, un grupo de amigos que se
dedican a fomentar las picadas de autos en lugares seguros y en el
cual Leo es fotógrafo.
Allí una vez por mes
varias personas se reúnen, alquilan un autódromo y pasan el día
girando en pista, ya sea por diversión o por competencia.
¿Como se conocieron
ustedes dos?
Leonardo: Con
Damián nos conocimos trabajando en un boliche de la ciudad de La
Plata y entre charla y charla resultó que a los dos nos gustaban los
autos. El admira a los autos de la vieja escuela, el poder americano.
Yo en cambio prefiero los autos fabricados de los '90 en adelante,
especialmente los japoneses. A pesar de esta pequeña diferencia
tenemos una idea muy similar de lo que es la relación con un
vehículo y lo que significa esta pasión.
A partir de ahí empezamos
a charlar más seguido y lo empecé a introducir en el mundo de los
autódromos y el correr seguro.
¿ Qué piensa tu
familia respecto de esta actividad que practicas?
L:
en un principio no le gustaba nada, primero porque mi viejo al tener
la misma vivencia de joven sabía los peligros que involucra estar
atrás del volante, a eso sumale que en general los autos de ahora
son más rápidos que los de antes y la calle más peligrosa. Pero
con el tiempo y realizándolo con las medidas de seguridad
necesarias, se fueron adaptando y aceptándolo con mayor voluntad,
aunque el miedo siempre esta.
Damián: mi
familia me acompaña y me da su apoyo porque saben que es lo que yo
amo, ellos me incentivaron para que estudie la tecnicatura en
automotores y así poder desarrollarme mejor en el ámbito. Aunque no
les gusta nada cuando me subo arriba del auto, ya que ando a fondo
para todos lados, eso es lo que me hace sentir libre.
¿Tienen auto?
L: digamos
que sí, tengo un Renault 11ts modelo 1985 que fue mi regalo de 18
años y también de egreso, que en el 2010 tendría que haber salido
a la calle y hoy en día sigue sometido a distintos arreglos. El auto
llego a mí como herencia de familia, cuando se quiso vender no se
pudo y yo me interesé en él desde muy chico, he pasado días y
horas leyendo para poder mejorarlo, me he mandado mil cagadas pero
debo afirmar que el auto me eligió a mi, pobre hizo una mala
elección pero ahora está en mis manos y voy a hacer lo imposible
para dejarlo inmaculado y sacarlo a la calle.
D: si,
tengo un Fiat Duna SCR modelo 1993 con motor brasilero y un Ford
Falcon que estoy restaurando de a poco. El primero me lo regalo mi
papa para mis 18 años, lo eligió por el precio. Era el Duna o un
Dacia en el que habitaban gallinas, si era un gallinero (risas de su
familia de fondo). No me voy a olvidar nunca cuando lo traje desde
Berisso con mi viejo. Lo traía a las chapas, andaba muy bien y mi
papa desde su camioneta me decía que levante la pata del acelerador,
lo sacaba patinando en todas las esquinas, no estaba acostumbrado a
manejar ese auto. Fue mi primer gran amor, después de mi novia obvio
( la novia lo mira sorprendida desde la punta de la mesa). El Falcon
lo herede de mi abuelo y cada vez que puedo le voy haciendo mejoras,
es complicado conseguir repuestos y al ser cara la mano de obra tengo
que ir restaurándolo yo solo.
Damián afirma que creó
un lazo entre su auto y el. Algo que no se puede romper. “ Yo amo a
mi auto, confío en él y a diferencia de las personas se que nunca
me va a traicionar.” Y por más dura que fuera su afirmación algo
de verdad tiene.
¿Cómo definirías la
relación entre tu auto y vos?
D: es
imposible de describir, solo lo siento cuando estoy arriba de él, es
una relación que uno mantiene con el auto, con la diferencia que
cuando los dejas no te piden la mitad de las cosas ( risas
generales), hay quienes me llaman loco, hasta mi familia quiso que
vaya al psicólogo porque hablaba con el.. Yo lo entiendo a él y el
a mí. Se cuando necesita algo o cuando tengo que levantar el pie del
acelerador. Cuando estoy arriba del auto somos uno. El año pasado me
agarro la inundación y el auto me quedo hecho pedazos, estuve
deprimido seis meses, me sentía vacío sin él, me faltaba algo. Yo
arriba de mi auto veo y disfruto la vida de otra manera. No me
imagino la vida sin mí dunita.
¿Qué sentimientos
experimentan cuando están en la línea de largada?
D: Lo
principal son nervios y adrenalina , segundo preocupación porque no
quiero que le pase nada al auto, ya me ha pasado que me ha explotado
el motor y tener que empezar desde cero e invertirle plata, que ojo
para mí no es tirar plata al piso porque invierto en lo que amo. He
tenido que pedir adelantos en el trabajo e incluso plata a mi señora
para volver a dejarlo flama. Estar atrás del volante es una
sensación reconfortable, es a todo o nada, mi corazón regula y
acelera al compás del auto.
L: son
muchas cosas a la vez, es raro y muy difícil de explicar con
palabras. Cuando estoy detrás del volante mis preocupaciones y
problemas desaparecen por un rato, es una simbiosis que uno tiene con
el vehículo, solamente quien tiene una pasión similar puede saber
de lo que estoy hablando.
¿Qué auto elegirían
para correr en un autódromo?
L:
uh me mataste, puedo elegir dos? Yo tendría un pedazo de fierro con
un motor, dos cubiertas gigantes atrás y que lo único que pueda
hacer sea doblar y acelerar fuerte o si vamos a desear me gustaría
cualquier vehículo icónico de los 90, aunque es poco probable que
llegue a tener algo así, es uno de los autos con los que correría
en un autódromo.
D: yo
elegiría un Dodge Daytona del ‘69 porque fue el auto más rápido
en las carreras de daytona, se lo llamó el imparable. Lo que más me
gusta de ese auto es que tiene un motor V8 con 475hp, de cuatro
velocidades que logra una velocidad final de 320km/h, que para la
época y aun hoy en día son números sorprendentes.
¿Corres picadas en la
calle?
L: ehhhh
sí y no, he andado rápido en la calle, normalmente no corro porque
ando en un auto que no es mío y se arrastra, no le puedo correr más
que al viento, aunque si me aceleran(me hace enojar mucho que me
aceleren) se me nubla la cabeza y lo pisó a fondo. Así que
generalmente no, aunque creo que es más una consecuencia de tener un
auto lento que una decisión propia de decir no, no corro en la
calle.
D: Si,
mas puntualmente en el bosque de la ciudad de La Plata donde todos
los fines de semana a la madrugada se arman carreras. A veces el
costo para correr en un lugar seguro es muy elevado y como la
necesidad de hacer lo que te gusta es más fuerte hago cosas que no
debería.
En la calle ando rápido y
le corro a los autos que me sobrepasan o también a los que andan en
la misma onda que yo.
¿Te imaginas el día
de mañana con una familia?
L: sí
por supuesto, es más uno de mis grandes miedos es que el día de
mañana mi hijo quiera correr en la calle. El parque automotor con
el tiempo es cada vez más grande y el tráfico un caos, me asusta
que mi hijo haga las mismas locuras que hago yo y el espacio no le
responda como hoy a mí. Por eso me gustaría inculcarle que si
realmente le gustara correr lo haga en un lugar seguro y con todas
las medidas de seguridad correspondientes. La calle hoy en día es
peligrosa y hay muchos boludos al volante. No quiero poner en riesgo
la seguridad de ningún miembro de mi familia. La velocidad es una
actividad que me ha llenado y hasta me ha hecho reflexionar sobre la
vida y me gustaría que el día de mañana si llego a tener hijos
tengan la posibilidad de experimentar lo mismo que yo practico. Los
tiempos cambian, antes se andaba a caballo y yo no tuve la
posibilidad de experimentar la pasión de correr arriba de uno, si es
un ejemplo pelotudo ya sé, pero quisiera que tengan la posibilidad
de vivirlo. Me gustaría que puedan andar tranquilamente y que hagan
estas cosas en los lugares habilitados.
¿Qué consejos les
darían a los jóvenes que incursionan en el mundo de la velocidad?
L: Yo
les diría que tengan cuidado, porque así como te reconforta y te
llena, tiene sus cosas a favor y en contra. Es una actividad cara,
más allá del vehículo que sea es necesario darle el mantenimiento
correspondiente, hay que hacer esfuerzos y sacrificios y si queres
correr aun más todavía, ya que para correr en un lugar seguro “te
tiene que dar la nafta” y el vehículo debe estar preparado para
tal actividad. No aconsejo correr en la calle, por el hecho de que se
puede poner en riesgo la vida de los demás, uno vive en sociedad y
debe respetar en lo posible todas las reglas. Anden tranquilos y
cuídense.
D:
Que la pasen lo mejor posible y tengan cuidado, yo tuve varios
accidentes entre ellos uno muy grave en el que casi salgo despedido
por el parabrisas, producto de andar como loco en la calle. Sepan que
no es nada lindo para las familias experimentar dicha situación Y
siempre pero siempre usen el cinturón de seguridad, está diseñado
para salvar vidas.
Que se comuniquen con el auto y que sepan hasta dónde puede llegar a dar, cual es el límite de uno y del vehículo.
Que se comuniquen con el auto y que sepan hasta dónde puede llegar a dar, cual es el límite de uno y del vehículo.
Estos dos chicos fortalecieron su
amistad compartiendo lo que aman. Su pasión no conoce limites y por
mas piedras que haya en el camino ellos seguirán acelerando No hay
nada mejor que hacer lo que a uno le gusta con la gente que quiere.
Porque esa es la verdadera sensación de libertad, que para algunos
solo se encuentra en los fierros.
Por Malena Bozzano
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