domingo, 19 de octubre de 2014

El Gran Torino

Un orgullo nacional que no puede ser menospreciado

Tan argentino como el dulce de leche, aunque con un pequeño toque norteamericano, el Torino es y será un símbolo del orgullo nacional. Conoció el fracaso y la dulce victoria. Fue el primer auto en quebrar la barrera de los 200 kilómetros por hora e hizo  tambalear la eterna polarización entre Ford y Chevrolet.  Diseñado por fanáticos del automóvil el Torino ha sido el único auto que fabricado en el país ha suscitado una lealtad nacional tan profunda. Tuvo la virtud de entrar en la mitología popular argentina.



Hoy en día muchos clubes son los encargados de mantener viva esta pasión.  Así es como los  primeros y terceros sábados de cada mes se realiza en el picodromo de la localidad de Avellaneda las famosas carreras de 300 metros libre, una categoría de 1/4 de milla de autos clásicos de 6 cilindros en línea y motores V8, también conocido como TC urbano.  Allí los autos que más se destacan son los Torino, Falcon y Chevrolet 400, eternos rivales en la pista.


Al  no haber ningún límite de preparación los sonidos que más se destacan son los de sus poderosos motores y el ruido de quemadas de cubiertas cada vez se encuentran en la línea de salida.


Los fanáticos se encuentran allí a partir de las 13 horas y se quedan hasta pasadas la medianoche. Es un ámbito familiar, ya que no hay ningún peligro de violencia tal como sucede en el futbol. La gente se instala junto a sus hijos y nietos y durante toda la tarde observan las tiradas de los “verdaderos fierros”.  Y todos  se entusiasman al ver cuando la Coupe Torino 380w (Versión con motor de 3800 cilindradas, tres carburadores weber de doble boca y 200hp) se enfrenta a los Falcon Sprint y llegan a la meta con tan solo milisegundos de diferencia y entre abucheos y gritos de emoción el fuerte sentimiento de competencia se vuelve nuevamente amistad. Un lazo que fortalece el amor por los fierros.


Las actividades comienzan con la apertura del predio y la inscripción de los pilotos y sus autos. A partir de las 15 horas se realizan las pruebas libres donde los automovilistas prueban y climatizan sus cubiertas en la recta de 250 metros (de 0 a fondo suelen decirle sus protagonistas) y a partir de las 16 horas empiezan las pruebas por el mejor tiempo, que aunque cueste admitirlo es de un Chevrolet 400 con 8.9 segundos final.


La tarde sigue con cargadas, juntadas y la emoción de ver correr autos que han vencido el tiempo y en muchos casos el abandono.  Antonio Malagisi, flamante dueño de una Torino de calle,  contó que a pesar de los años son autos que pueden andar donde sea, una autopista, la calle, un circuito o una ruta como lo hacían tiempo atrás. “Torino no hay otro que no sea el fabricado por Ika y estoy orgulloso de tener una, con sus seis cilindros sonando al máximo y con el orgullo de manejar un auto totalmente argentino. Tendrá los años que tenga y gastara mucho pero es mucho más fiel que las licuadoras de plástico que se fabrican hoy en día”, concluyó Antonio mirando su coupe modelo 1971 como si estuviera perdidamente enamorado.


Otro fanático llamado Gustavo Bendel , poseedor de un Torino blanco con una bandera Argentina pintada en su capot relató  que tenía 14 años cuando salió el Torino y agregó: “Cualquier pibe de esa edad soñaba con tener uno. Es más, por su valor sabíamos que era solo para gente de mucha plata. Por Villa Luro no se veían así nomas”. Por fin en 1975 pudo compra una usada que por problemas personales tuvo que vender  y nuevamente en el 2008 compro otra para competir en las carreras de regularidad. “Fue como empezar de nuevo” conto Gustavo y prosiguió: “reparaciones, arreglos, repuestos, piezas faltantes, chapa, pintura, motor  y no sigo porque si mi mujer se entera de todo lo que le gasté: problemas en casa”. Para fines del 2009, harto de gastar y gastar, decidió  venderla y su padre de 87 años lo miro y le  pregunto:” ¿El único auto en serio que tenes y lo vas a vender?”.


“Mi viejo se me fue el 19 de marzo de 2010, hoy el Torino 380 está terminado y conmigo cerca. Es como estar con el “viejo”, es una parte de mi historia”, e informó que la bandera sobre el capot es para demostrar el orgullo de ser argentino, de la industria argentina en aquellos años de gloria. La emoción de que grandes y chicos te griten “fierro”, “nave”. La bandera representa mucho más que lo que creen, el Torino es y será por siempre único.


Llegando la medianoche la gente empieza a retirarse y los ruidos de los estruendosos motores seis cilindros y v8 se van apagando. Lo único que no se apaga ni se irá nunca es la pasión por un auto puramente argentino.


Por Malena Bozzano

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