Museo del Automóvil
Colección Rau: el rescate de una familia amante de los autos en el medio del
conurbano platense.
En la parte
antigua de la ciudad de La Plata por la vieja, angosta y transitada calle uno, a
la vera de la vía del Roca entre la calle 34 y 35; ahí donde las casas se ven
todas iguales y donde parece que el tiempo se estancó, existen dos farolas
amarillas que brillan más que las demás. En la puerta descansa un triciclo
extra large color amarillo con la
inscripción “Coca-Cola” en rojo. En
la arcada que aparece más atrás, hay un tocadiscos sonando. Ese disco
multicolor gira gastando púas hoy mucho más que ayer, que dan la impronta que
un mundo maravilloso esta por aparecer.
Evelin abre la puerta doble y “El Museo del Automóvil Colección Rau” recibe a
sus visitantes.
Las piezas
de exquisita composición que Jorge Rau pulió con sus propias manos para que
vuelvan a brillar, poseen un singular olor que impregna toda la sala. Son piezas únicas de edificios emblemáticos de
la ciudad y de Capital Federal, junto con viejos surtidores de ruta olvidados a
su merced; rescatados y aquí expuestos para cada visitante del museo. La vista
se convida con antiguos recuerdos, con momentos olvidados en la memoria de toda
aquella persona que visita este lugar.
Se pueden
apreciar antiguos juguetes que se creían olvidados: autos de chapa, los viejos
duravit en todos sus formatos, los PLAYMOBILE,
colectivos de madera, los viejos autos soplados de plástico y autos a
escala metálicos. Todos estos juguetes que están en la memoria de chicos y
grandes.
Pasando a
las máquinas de cuatro ruedas, podemos encontrar un viejo Tractor de campo en
perfecto estado de conservación. Un par de “Ford T”, uno
verde cuatro puertas y otro azul con la capota negra de dos puertas y para
aquellos melancólicos del Ovalo Azul,
dos piezas de excelente valor histórico un Overland de 1917 y un Durant 1929,
el más nuevo un Messerschmitt 1959 color rojo y blanco. También encontramos una
chata Ford Apache color blanco y una moto de paracaidista de la Segunda Guerra
Mundial.
Perdido
entre tantos clásicos encontramos un ratoncito alemán de la marca BMW; un Fiat
Topolino, el mismo que usaba Juan Carlos Calabro en el personaje de “Aníbal”. Y
muchas maravillas más que no se ven en cualquier lado, solamente aquí en el
museo de autos antiguos de la ciudad de La Plata.
Todos estos
coches son acompañados de una ambientación sin igual con surtidores a manija
con sus globos iluminados y maniquíes vestidos con la ropa de época, que representan las clases sociales de ese
momento. Miles de Herramientas y publicidades antiguas dignas de algún mercado
de San Telmo.
Un rescate
emocional olvidado en las márgenes del ferrocarril Roca, que espera todos los
fines de semana y feriados, que lo vayan a visitar entre el horario de 15 a 19
horas.
Es necesario acompañar esta visita con un café
en “El Gran Premio”, el cual es otras de las reliquias que deslumbran en el
Museo. Allí nos encontraremos con un bar temático, que tiene una carta
adicional a la convencional, con más de cincuenta videos para solicitar y
revivir esos momentos históricos automovilísticos que quedaron marcados en la
memoria, y que en este lugar se pueden volver a ver. Como por ejemplo las 84 horas
de Nürburgring donde los “Torinos argentinos” marcaron un hito en la
historia automovilística mundial y argentina, entre muchos otros momentos
dignos de volver a ver.
El edificio
donde se aloja esta hermosa colección familiar fue declarado patrimonio
arquitectónico de la Municipalidad de La Plata y data del año 1875 antes de la
fundación de la ciudad. En una época donde no existía la actual vía del
ferrocarril Roca vecina al museo, que en aquel entonces era una capilla a punto
de ser demolida. Jorge al verlo decidió adquirir el lugar y junto a su hermano
lo restauraron. Para habilitarlo a lo que es hoy, tardaron 26 años y medio. Cecilio Rau el otro hermano, falleció dos
meses antes de su inauguración y no lo pudo ver funcionando. Pero hoy está presente
en el alma de este sitio y en cada pieza expuesta allí dentro. Hoy es uno de
los edificios parados más antiguos de la ciudad de La Plata, la cual fue
fundada el 19 de Noviembre del año 1882.
Jorge junto
a su hija Evelin participa con estos autos en reuniones y competencias de autos
clásicos. Por ejemplo con un Ford T azul, expuesto allí en el museo. Jorge hace
todos los años la carrera Recoleta – Tigre, carrera reconocida
internacionalmente como uno de los eventos más importantes del mundo de autos
clásicos realizado en la Argentina.
La visita al
Museo del Automóvil Colección Rau es una cita obligada para cualquier persona
que ame los fierros. Ya que en unas horas se vuelve a los tiempos de gloria del
automovilismo nacional y se logra compartir un momento con toda esta belleza
antigua, resucitando en lo más profundo de cada visitante un hermoso retorno a
la infancia y al placer de los años dorados.
Por Leandro E Sciutto
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