domingo, 9 de noviembre de 2014

Debuta en las pistas: Lorena Garay

De la cuna a las pistas

Lorena tiene 28 años y heredó la misma pasión que su padre. Llegó al mundo del automovilismo movida por el amor que le generan los fierros. Se inició en el karting a la edad de 18 años, en principio como un hobby, pero más tarde descubrió que las carreras eran lo suyo.
 Hoy en día corre en el autódromo Gálvez en la categoría 3 (en 402mtr más de 15seg y menos de 16) con su 128 “tocadito”, como le gusta decirle.
 Ella es una de las tantas incursionistas  femeninas en  este deporte, y a pesar de que le va muy bien reconoce que no fue fácil abrirse camino en una actividad que históricamente ha sido practicada por hombres, pero el  esfuerzo y la dedicación la han llevado hasta donde está  y, aclara: “me gusta hacer lo que me apasiona y demostrarle a las mujeres que cuando se quiere todo se puede”.

“Que a Lore le gusten los autos, no es algo que me sorprenda”, dijo entre risas su madre Estela.  A mediados de los ´80 su padre Alfredo  ya había incursionado en varias de las categorías de TC urbano con un Chevrolet 400 modelo 1969. Luego en el ´86 llegó la nena, su papá al principio no se veía muy entusiasmado porque quería un varón, pero años más tarde fue ella quien  empezó a ir al taller donde trabajaba. “Ella me miraba como me desenvolvía  y me iba pasando las herramientas”, nos cuenta Alfredo orgulloso. Un día Lorena comenzó a desarmar cosas sencillas, burros, bombas y hasta hacía cambios de aceite. “Algunos de nuestros clientes la admiraban otros pedían directamente por mí, pero siempre era ella la que les hacía el trabajo, nunca nadie volvió con una queja”.  Ella nos cuenta que hoy en día el taller cuenta con una gran clientela y que junto con dos empleados más lo han extendido a gomería y casa de repuestos.
Lorena esta en pareja desde hace cinco años con Daniel, quien día a día se sigue sorprendiendo de lo que es capaz. “Yo no sé ni cambiar una rueda del auto, y ella te lo da vuelta en media hora, es una mujer increible”, y entre risas exclama: “enserio, mis amigos se me cagan de risa”. Ellos se conocieron una noche en el autódromo de Lavalle, en Mendoza.  Ella había ido allí a vacacionar  y a conocer la pista, el solo fue con amigos a observar las picadas. Lorena estaba arriba de su Fiat 128, el en su Vw gol “paseando como un domingo”, recuerda  su novia. Enojada lo paso al grito de “Anda al geriátrico a manejar así”, el paró el auto, se bajó y la vió. Amor a primera vista dice Daniel, ella no. La persiguió durante toda la noche hasta llegar a entablar una charla. Al día siguiente se vieron y así toda la semana que ella estuvo allí. “Cuando tuve que volver le dije o te volvés conmigo o te olvidas de mi” ,y ahí están los dos viviendo en  Berazategui.  Él la acompaña a todos los encuentros y a todas las carreras, "es un gran compañero" reconoce Lore.

Ella comparte su pasión junto con dos grandes amigas de la infancia, Lucía que tiene un Fiat Palio  1.3 a 1.6 y con Julieta dueña de un flamante 147 turbo. “No son autos que comúnmente manejen mujeres, entonces muchas veces debemos pelearnos con hombres que nos dicen que para esto no servimos y que nos mandan a lavar los platos”, nos cuenta Lula. El machismo sigue instalado aunque ahora se vea un poco menos, y aún se encuentra porque se tiene el  viejo concepto de que las mujeres no pueden sobrepasar sus propios límites, entonces ellas, como tantas otras, sienten la responsabilidad de “cerrarles la boca”.  No falta mucho para que se vean más mujeres tanto al volante como en las tribunas, reconoce Julieta. “En cualquier momento nos volvemos mayoría” agrega con un toque sarcástico.

Lorena sueña con entrar el mundo del turismo carretera, pero reconoce que el dinero que se necesita para ingresar sobrepasa por mucho su presupuesto, y es muy difícil encontrar sponsors para las mujeres. “Yo me dediqué siempre a mejorar mi forma de manejo, logré ser cada día mejor piloto, pero a pesar de todo parece que nada es suficiente”, dice con un tono triste.

Sin embargo reconoce que está muy agradecida con la gente del entorno porque la ha hecho crecer mucho en el ámbito profesional. “Todos me ayudaron de una u otra forma, mi familia fue el pilar fundamental. Mis viejos pudieron darme una mano económicamente y por eso hoy en día tengo todo esto,  siempre estuvieron apoyando mi sueño”. 

Su familia siempre se preocupa por ella y la ayuda en todo lo que puede. Ella piensa que no hay nada mejor que correr en un autódromo con todas las medidas de seguridad, y aunque en algunos sean menos estrictas que en otros no hay nada mejor que sentirse segura, ya que salir lastimado siempre está dentro de las posibilidades. “Creo que mi experiencia  me dio la madurez como para no arriesgar de más y buscar los límites en los momentos claves. Me queda mucho por saber, siempre alguien te sorprende. Lo importante es aprender rápido para que no te vuelva a suceder”.

Lorena ama la adrenalina y  subirse a cualquier auto para acelerarlo, le gustan los clásicos y los autos tunning. Su sueño es poder armar un Hot Rod (auto antiguo en el que se cuida mucho la estética y se mejora la potencia del motor) y  poder participar en el autoclásica. Aun le queda mucho por aprender, pero  con el apoyo de los suyos sabe que nada le va a resultar imposible. Su amor por los autos le ha dado casi todo en la vida, amigos, trabajo y ha logrado que fortalezca el lazo entre su padre y ella. “Creo que todos nacemos con alguna virtud, yo empecé a correr y descubrí que esto era lo mío. Podes entrenar mucho, dedicarle una vida a los autos, pero la sensibilidad para llevar el auto al límite viene desde la cuna. Eso no se aprende”.

La frase “cuidado, mujer al volante” nunca había tenido tanta razón.
Por Malena Bozzano

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